Al ingresar a la fábrica que dirigen Pascual Arhuata y su esposa Eduarda Velásquez, se puede observar que todos los procesos para hilar, remallar, embolsar y despachar medias --el 70% de ellas para niños-- están sistematizados y controlados a la perfección. No es para menos. Con trece máquinas computarizadas para confeccionar calcetines de algodón, nailon y lycra, Textil Arhuata es la segunda empresa en Lima y la sexta en el Perú que ha logrado obtener la certificación Exporta Perú: Buenas Prácticas de Mercadeo y Manufactura (BPMM), sistema de gestión de calidad que impulsa Prom-Perú para incrementar la competitividad de las pymes en el mercado internacional.
Tengo entendido que ustedes pertenecen a una familia que viene de Puno.
Pascual: Sí. Nuestros padres eran de la provincia de Yunguyo en Puno y se dedicaban a la agricultura. Por eso, desde niños sabíamos que si queríamos crecer y desarrollarnos, debíamos migrar a la ciudad.
¿Por dónde comenzaron?
P: Cuando vi la llegada del hombre a la Luna, a los 15 años, me propuse estudiar ingeniería electrónica porque me empeñé en saber cómo se podía escuchar la voz de una persona a tantos kilómetros de distancia gracias a las comunicaciones. Decidí estudiar esa carrera en la Universidad del Norte en Arica (hoy Universidad de Tarapacá) y me trasladé a Chile con unos pequeños ahorros que tenía. El primer año fue difícil pero como mis profesores se dieron cuenta que era bueno, me propusieron dictar clases de matemáticas a los ingresantes. Con ese dinero pude completar la carrera que tanto quería.
Eduarda: Por mi parte, yo estudié sociología en la Universidad de Puno.
¿En qué se desempeñaron después?
P: Al regresar a Puno, le pedí matrimonio a Eduarda, a quien había conocido cuando éramos colegiales. Primero fui profesor en la Universidad de Puno y luego fui convocado para trabajar en Entel-Perú. Allí me desempeñé como ingeniero de proyectos en Lima y luego fui nombrado administrador zonal en Puno.
E: Siempre quise estar a la par con mi esposo. Mientras él administraba la oficina de Entel en Puno, yo trabajaba en el Centro Forestal y de Fauna del Ministerio de Agricultura del mismo departamento.
Tenían buenos trabajos ¿Por qué decidieron hacer su propio negocio?
P: En 1990 Entel me vuelve a trasladar a Lima. Fue allí cuando decidimos formar nuestra propia empresa. Mi concepto era que no podíamos trabajar toda la vida como dependientes de una institución, porque en ese caso siempre existe un techo para desarrollarse. En cambio, si nos proponíamos dedicarnos a una actividad propia, no tendríamos límites para crecer.
¿Así incursionaron en el negocio de las medias?
E: No. Primero invertimos en una combi para hacer transporte público. Él manejaba y yo cobraba, pero a los pocos meses nos dimos cuenta de que el negocio no era rentable y lo dejamos.
¿Qué ocurrió entonces?
P: Algunos de mis familiares que migraron a Lima habían incursionado exitosamente en el sector textil. Así que decidimos confeccionar medias porque nos dimos cuenta de que era un negocio incipiente en Lima. Y con los US$30.000 que obtuvimos de la venta de la combi compramos nuestra primera máquina para tejer medias de la marca italiana Sangiacomo.
¿Dónde iniciaron sus actividades?
P: En la sala de nuestra casa, en Mayorazgo, con una capacidad productiva de 500 docenas mensuales. No nos preocupamos en abrir una tienda porque desde el comienzo colocamos nuestros modelos al por mayor a cuatro grandes distribuidoras. Y en diciembre de 1997 compramos un terreno en Ate, donde construimos nuestra fábrica.
¿No encontraron dificultades en el camino?
P: Por mucho tiempo seguí trabajando en Entel y ella era la única a cargo de la empresa. Gran parte de los logros de esta compañía se deben al buen manejo que hizo mi esposa del negocio.
E: Poco a poco fui aprendiendo a operar las máquinas e ingresé a la Universidad del Pacífico para estudiar una carrera corta de administración de pequeñas empresas.
¿Y cómo así decidieron implementar el sistema de gestión de calidad BPMM?
P: Por nuestras ganas de sacar adelante la empresa. En el 2003 ya teníamos diez máquinas y decidimos vender nuestros productos a más clientes, porque la competencia también aumentó. Pero el tema se complicaba porque no teníamos un buen control de nuestra mercadería. No sabíamos cuántos pares de medias habían por modelo y dónde se encontraban las cosas. Era una debilidad que decidimos superar.
¿Entonces decidieron contactarse con Prom-Perú?
E: La responsable del departamento de pequeñas empresas del Senati me presentó a una empresaria que confeccionaba chompas y llevaba el curso de buenas prácticas de manufactura que dictaba Prom-Perú, que en ese entonces era Prómpex. Y ella me animó a participar. Ya estaba con las medias bien puestas para seguir adelante.
P: Yo por fin renuncié a mi trabajo y me metí de lleno en esta actividad. Si no me involucraba más en la empresa, las cosas difícilmente podían seguir marchando.
¿Cuáles fueron los pasos que siguieron para obtener la certificación?
E: Decidimos instruir a nuestros operarios a trabajar bajo la filosofía de gestión de calidad de las 5 S: organización, orden, limpieza, estandarización y disciplina. Luego definimos las funciones de cada área por escrito. Pero eso significó batallar con el personal.
¿Había resistencia al cambio?
P: Sí. Las personas más antiguas de la empresa se negaban a que alguien les enseñe nuevas formas de realizar su trabajo. Pero allí imperó nuestra obstinada decisión por capacitarlos.
E: Y a veces llevábamos a nuestros trabajadores a las clases de Prom-Perú. Poco a poco se dieron cuenta de la importancia de tener un sistema de gestión de calidad.
¿Cuándo obtuvieron la certificación?
P: A mediados de abril vino la certificadora SGS del Perú a realizar una auditoría en nuestra fábrica. Encontraron que todos nuestros procesos cumplían con los más altos estándares de calidad. A los pocos días nos dieron la buena noticia.
¿Esa certificación les da capacidad para exportar?
P: Así es. Este año hemos hecho dos viajes de prospección de mercado a Venezuela para decidir si abrimos una tienda allá. Actualmente producimos 80.000 docenas de medias al mes con la marca Chips que vendemos en tiendas como Topitop y facturamos S/.80.000 mensuales. Pero ahora que hemos obtenido el certificado de Exporta Perú, con mayor razón debemos aumentar nuestra capacidad productiva. Según Prom-Perú, somos la primera empresa fabricante de medias en el país que aplica este sistema de gestión de calidad, aunque hay empresas más grandes en este rubro.
¿Ustedes también han empleado a gente que procede de Puno?
P: Así es. Por el mismo hecho de que somos de esa región, nos sentimos orgullosos de haber dado trabajo a varias personas de esa zona que llegaron a la capital y quisieron unirse a nuestro equipo. Por supuesto, a ellos también los hemos capacitado de la misma forma que hicimos con los trabajadores de Lima.
Publication: El Comercio
Provider: El Comercio
Date: June 8, 2008
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Fuente: freedigitalphotos.net
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